CONVENTO DE SAN CLEMENTE
Está situado en la calle Santa Clara número 91.
Este monasterio de monjas cistercienses fue fundado por el Cardenal Don Remondo
tras la Toma de
la ciudad y está documentado que su construcción se llevó a cabo de 1255 a
1260, en 1284 Don Remondo cursó la solicitud a Alfonso X para que se le diera
protección real, asignándole exenciones tributarias y rentas, todo ello documentado
en su archivo.
Se accede al recinto a través de dos
compases, uno principal con un pórtico de arcadas sobre columnas y otro que da
a la calle Reposo. Las puertas de ambos compases son manieristas y cuyos
remates son templetes en los que hay azulejos con las imágenes de San Fernando
y San Clemente.
El Claustro principal es una bellísima
muestra de la arquitectura conventual, en la que conjuga perfectamente lo
arquitectónico, la ornamentación cerámica y la jardinera y las distintas
fuentes. Todo este conjunto es atribuido a Diego López Bueno y Miguel de
Zumárraga en 1617 y terminado en 1632. La espléndida espadaña de la misma fecha
es de abundante apilastrado, ménsulas y decorado con cintas azules de cerámica.
Los zócalos de 1628, son otro exponente que contribuye a la belleza de este
claustro, con azulejos de un rico cromatismo en azules, amarillos y blancos.
La Iglesia se
concluyó en 1588, en ella lucen zócalos de la misma fecha cubren los bajos de
los muros de la nave, reproducen motivos vegetales, temas del grutesco y niños
desnudos. La nave es de planta rectangular y conviven perfectamente en su
artesonado y la cúpula del presbiterio el estilo mudéjar y el renacentista.
La pintura mural es otro apartado
fundamental que hace de este conjunto arquitectónico único por su rica
ornamentación, destaca la escena de la Virgen con el Niño y los Profetas, esta escena
apareció tras el retablo de la
Virgen de los Reyes. A finales del XVII se le encarga a
Valdés Leal y a su hijo Lucas la realización de un amplio programa
iconográfico.
Comenzando con una escena sobre la reja del coro de San Fernando
entrando en la Sevilla
reconquistada. En el presbiterio realizaron todo un profuso adorno de cintas y
roleos con escenas de San Clemente y otros santos cistercienses, toda esta
ornamentación sigue por los muros laterales con orlas, molduras y escenas
religiosas de un colorido vivo al temple.
En cuanto a los retablos aportan su rica
contribución a tanto esplendor. El retablo mayor, de Felipe de Ribas, data de
1637 y terminado en 1647, fue retocado posteriormente por Valdés Leal, es todo
un ejemplo del barroco. Aparece presidiéndolo en una hornacina central San
Clemente y distintos santos cistercienses. En el segundo cuerpo aparece la
imagen de la Inmaculada
flanqueada por San Fernando y San Hermenegildo y por encima un magnifico
Crucificado bajo el Padre Eterno y el Espíritu Santo.
A la izquierda del
presbiterio un arcosolio con el sencillo sepulcro de Doña María de Portugal,
madre del Rey Pedro I, recordando el carácter Real del Monasterio. A su
izquierda el retablo de la
Virgen de los Reyes, cuya cabeza y manos son del siglo XIII y
el Niño del XVII. Está flanqueada por San Francisco de Asís y San Francisco Solano.
A continuación otro de 1671 dedicado a San Fernando
coincidiendo con su canonización, le sigue el de la Virgen de los Dolores de
finales del XVIII.
A continuación en el muro frontero otro retablo iniciado en
1605 por Gaspar Núñez, autor de la imagen que lo preside de San Juan Bautista,
y terminado en 1610 por Francisco de Ocampo, está dedicado a San Juan Bautista,
contiene unos relieves, del mismo autor que la imagen central, que presenta
escenas de la vida del Santo.
Por último junto al coro, un retablo dedicado a
Santa Gertrudis, una pintura de Lucas Valdés, bajo la que se encuentra una urna
con el Cristo Yacente de finales del XVIII.
Este Monasterio conserva una buena
colección artística, cómo una pintura que se expone en la Sala Capitular de
San Fernando sedente entre maceros del siglo XVI. Un comulgatorio rococó de
finales del XVIII o la lámpara de bronce que cuelga del techo del coro, mudéjar
del siglo XIV, cuyas cadenas estan formadas por cruces de Alcántara y de
Calatrava, este modelo aparece en las lámparas votivas de las Cantigas, en el
plato se encuentran esmaltados los escudos de los Guzmanes, por lo cual puede
tratarse de una donación de la familia. Un copón llamado Salero de San
Fernando, de plata dorada de la misma fecha, cuenta con esmaltes con la letra
M, lo que hace relacionarlo con la reina María de Portugal.
No hay comentarios :
Publicar un comentario