HERMANDADES SACRAMENTALES
Para entender el porqué de las
Hermandades Sacramentales, hay que conocer a Teresa Enríquez de Alvarado, una
extraordinaria mujer nacida en 1450 en Medina de Rioseco, provincia de
Valladolid y muere en Torrijos, Toledo, en 1529. Hija del Almirante de Castilla
Alonso Enríquez y de María de Alvarado y Villagrán, muerta al poco de nacer
Teresa y criada por su abuela, Teresa de Quiñones, en el monasterio franciscano
Nuestra Señora de la Esperanza, distante de su lugar de nacimiento una legua.
Llevó una vida austera y tuvo una gran devoción al Santísimo Sacramento en su
retiro toledano de Torrijos, lugar en el que fundó la primera Hermandad
dedicada a esta devoción, así cómo la fundación en este lugar y en otras poblaciones del convento de
la Concepción.
Su matrimonio en 1470 con Don Gutierre de
Cárdenas, un miembro destacado del entorno de los Reyes Católicos, le permitió
a éste formar parte de la Familia Real, ya que Teresa era prima del Rey
Católico y tras su boda con Don Gutierre pasa a ser dama de Isabel la Católica,
pero este nuevo cometido no le privaría de su vocación espiritual y de visitar
a los pobres en los hospitales para llevarles comida o un sustento.
Castilla estaba inmersa en la Guerra con
Granada, en la que su marido tuvo un
papel destacado como capitán, siendo el encargado de recibir a los Reyes
a las puertas de la Alhambra el 2 de Enero de 1492.
Su dedicación a los heridos en la
Conquista de Granada y la atención a los más necesitados en Torrijos, no le
mermaba a la hora de asistir a tantas misas como pudiera. Por lo que su fama de
santidad iba en aumento.
Sin embargo no todo se le presentaba como
ella quería, en los siguientes años sufre la pérdida de su hijo Alonso en un
accidente de equitación, posteriormente fallece su marido y un año después lo
hace la propia Reina. Tras este inesperado momento, le lleva a la conclusión de
que su vida cortesana ha terminado, por lo que se retira al palacio que
construyeron en Torrijos, lugar al que llegaban multitud de menesterosos en
busca de ayuda, así cómo multitud de enfermos eran atendidos en el hospital que
fundó y que personalmente atendía.
Teresa empleó parte de sus rentas en la
redención de cautivos confiando la labor a mercedarios y trinitarios. También
contrató agentes que negociaban in situ el rescate. En esta labor destacó, una
vez más, el sacerdote sevillano, padre Contreras, que dedicó los años finales
de su vida a rescatar niños y jóvenes cautivos en Argel. La gran preocupación
de Teresa era que abandonaran la fe cristiana para convertirse al Islam y
conseguir la libertad por esta vía.
Pero la labor por la que Teresa goza de
una mayor fama, sin menoscabar la importancia de las hasta ahora citadas, fue
su papel en la fundación, desarrollo y extensión de las cofradías del Santísimo
Sacramento. Nuestra protagonista vivió varios momentos de crisis de Cristiandad
siendo el más grave de todos ellos la reforma luterana iniciada en 1517.
Como contraste a ello, a finales del siglo
XV surgieron en Italia cofradías del Santísimo Sacramento. Sus principales
impulsores fueron los franciscanos, la labor desarrollada por la Cofradía
radicada en que cuatro cofrades dirigidos por un sacerdote se reunían para
acompañar por las calles con cirios en las manos al santo Viático, cada mañana uno
de ellos preguntaba al sacristán sobre los enfermos a los que había que
llevarles la Eucaristía. Uno de los objetivos de esta Cofradía era conseguir el
dinero necesario para comprar un palio, pero no conseguían reunir las limosnas
para costearlo. No sabemos cómo, pero llegó a oídos de Teresa quien envió a uno
de los franciscanos de Torrijos con un generoso donativo. En agradecimiento,
uno de los cofrades vino a España a visitarla y Teresa quedó seducida por el
proyecto de las cofradías del Santísimo Sacramento.
En 1508 Teresa mandó construir en la
iglesia de San Lorenzo una capilla dedicada al Santísimo. Una inscripción nos
informa de que la dotó con rentas, mármoles, bronces, joyas y ornamentos
bordados en oro y plata. Gracias a ello, la Cofradía creció y se fortaleció.
Más tarde Teresa pidió al papa Julio II que le concediese ciertos privilegios
aunque el pontífice se mostró reacio a la petición. Finalmente, la bula de
confirmación fue promulgada el 12 de septiembre de 1508, tras enviar Teresa al
papa unas colgaduras bordadas en oro y seda para su cámara pontificia. A
continuación Teresa pidió al papa permiso para fundar una cofradía similar en
Torrijos. El Papa le concedió la bula, documento gracias al cual Teresa se
convirtió en la fundadora de las cofradías del Santo Sacramento, aunque despectivamente el Papa la llamó la Loca el Sacramento.
Para que la cofradía de Torrijos tuviese
una iglesia digna, Teresa mandó construir la Colegiata del Corpus Christi. La
dotó con generosas rentas, fundó un cabildo de doce capellanes que celebraban
tres misas diarias, la primera al amanecer para los labradores, y creó un coro
de 24 niños, a los que pagaba los estudios y una pensión, para que con sus
cantos honrasen al Santísimo.
La cofradía de Torrijos se convirtió en
la cabeza de las cofradías sacramentales. A la muerte de Teresa había una en
cada parroquia de la mayor parte de España. Más tarde se extendieron por
Portugal, Francia, Países Bajos, Austria, Polonia y Asia Menor. A Teresa se
debe también la iniciativa de los visitadores eucarísticos. En colaboración con
el franciscano fray Juan de Navarrete incluyó en los estatutos de la Colegiata
la obligación de que cada año dos clérigos recorriesen los pueblos para
examinar el estado de los sagrarios. Como resultado de estas visitas Teresa
dotó a muchas iglesias de cálices, patenas y otros vasos sagrados destinados a
la Eucaristía.
A partir este mismo año, se crean en
Sevilla varias hermandades Sacramentales, como es el caso de la del Sagrario,
fundada entre 1508 y 1511, o la Sacramental de San Lorenzo, actualmente unida a
la Soledad, a esta última Doña Teresa regaló 8 varas de brocado para el palio
del Santísimo, costumbre que instauró en Italia. Igualmente se crearon en esta
época las Sacramentales de San Vicente, San Gil Abad, San Ildefonso, San
Isidoro, Magdalena, Santa Ana y Santiago el Mayor, entre otras.
Teresa murió en Torrijos el 4 de marzo de
1529, fue amortajada con el hábito franciscano y enterrada en el monasterio de
Santa María de Jesús junto a su esposo. Su tumba recibe numerosas visitas de
devotos que acuden a encomendarse a ella y desde 1896 se ha intentado iniciar
el proceso de su beatificación. El 13 de abril de 2002 comenzó la fase
diocesana del proceso que ha sido aprobado en Roma. La religiosidad de Teresa
se basa en la espiritualidad franciscana.
Junto con su esposo erigieron en la
catedral de Toledo la capilla de la Virgen de la Antigua, en la que se puede
ver el retablo las imágenes de este matrimonio, así como las de sus hijos.
Aunque en Sevilla ya había Hermandades
Sacramentales antes de la llegada de Teresa Enríquez, si hemos de reconocer que
fue a partir de ella cuando surgieron y crearon muchas de las conocidas
documentalmente, allá por la primera mitad del siglo XVI y siempre en torno a
esta dama.
El culto al Santísimo está relacionado
directamente con la celebración eucarística. Durante toda la Alta Edad Media se
multiplicaron el número de misas diarias hasta tal punto que hubieron de
dictarse decretos de limitación de las misas que podía celebrar cada sacerdote.
Esta es la a causa de la multiplicación
de altares en las iglesias. Entre el pueblo sencillo existía una gran devoción
y muchos procuraban oír el mayor número posible, pero no como participación,
sino en el sentido de que se fue creando una práctica un tanto supersticiosa
relativa a la adoración del Santísimo en el momento de la Elevación, que
presuntamente producía efectos salutíferos para el alma y el cuerpo de quienes
lo observaban con devoción.
Todo ello es fruto de una clara evolución
de la eucaristía en relación con la religiosidad y participación del pueblo en
la vida de la Iglesia. En los primeros tiempos era una celebración comunitaria
y participativa totalmente abierta y comprensible en donde se compartía la
vida.
Pero ya cuando el cristianismo se
convierte en la religión oficial del Estado romano, las eucaristías se
masificaron, perdieron la espontaneidad y se fue creando unas fórmulas
ordinarias comunes para unificar la práctica. Junto a esto, los ministros
oficiantes, diáconos y los obispos tienden a constituirse en una élite
ilustrada que cada vez se aleja más de la comunidad a la que sirve y que los
eligieron como responsables y adquiere una supremacía potestativa sobre los
fieles.
Cuando desaparece el Imperio Romano y los
distintos pueblos que lo constituían van construyendo su identidad y comienzan
a establecerse lenguas vernáculas en las que se expresan normalmente todos sus
habitantes, el clero lo sigue haciendo en latín en las misas y demás
celebraciones.
Esto contribuye aún más a la separación
entre el clero y el pueblo fiel, que acude como mero espectador de unos
Misterios y unos ritos que no puede entender. Al irse apercibiendo de todo
esto, la jerarquía promueve más que una participación real, un acercamiento
afectivo, es decir una devoción hacia el Misterio eucarístico.
Como pueden comprobar, situándonos en la
actualidad, las Hermandades Sacramentales fueron la cuna de muchas de las
actuales Hermandades de Penitencia de Sevilla, estando hoy en día en periodo de
recuperación, puesto que muchas de ellas desaparecieron o quedaron en el olvido
durante muchos años, sobreviviendo a la historia uniéndose con las hermandades
de Gloria y Penitenciales con las que compartían sede canónica.
Igualmente, aunque en muy pocos casos,
varias de ellas continúan siendo de las llamadas "puras", habiendo
subsistido sin la unión de otras Hermandades. En este caso están la del
Sagrario, quizás la más potente y activa, aunque no tenga el mismo carácter que
hace más de 400 años, la de San Ildefonso y La Magdalena.
En los tiempos de postguerra, las
hermandades Sacramentales estuvieron muy ligadas a las instituciones militares,
donde los altos cargos participaban en sus procesiones e incluso portaban el
palio de respeto. Incluso la cultura católica y la enseñanza, actualmente la
costumbre de arrodillarse cuando pasa el Cuerpo del Señor, en señal de amor y
devoción, casi pasa desapercibida. Una característica de las Hermandades
Sacramentales es que usan el color rojo sacramental en su cera.
Con todo esto, estas hermandades cuyo
origen proviene de Italia, están en un periodo de reactivación en nuestra
ciudad y cada vez son más los feligreses que acuden a los actos externos en
honor a su Santísima Majestad, no siendo así la asistencia a los cultos
internos.
RELACIÓN DE HERMANDADES SACRAMENTALES
BLANCA PALOMA
BUEN FIN
CONCEPCIÓN
COPUS CHRISTI
DIVINO REDENTOR
DIVINO SALVADOR
ESPERANZA DE TRIANA
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
JUAN XXIII
LA EXPIRACIÓN
LA RESURRECCIÓN
N. S. DE LA CANDELARIA
N. S. DE LA ESTRELLA
N. S. DE LA O
N. S. DE LAS FLORES
N. S. DE LOS DESAMPARADOS
N. S. DE LOS DOLORES
N. S. DE LOS REMEDIOS
N. S. DEL JUNCAL
N. S. DEL REPOSO
OMNIUM SANCTORUM
SAGRADA CENA
SAGRADA FAMILIA
SAGRADO CORAZÓN
SAGRARIO
SAN ANDRÉS
SAN ANTONIO DE PADUA
SAN BARTOLOMÉ
SAN BENITO
SAN BERNARDO
SAN GIL
SAN GONZALO
SAN ILDELFONSO
SAN ISIDORO
SAN JOSÉ OBRERO
SAN JUAN DE LA PALMA
SAN JULIÁN
SAN LEANDRO
SAN LORENZO
SAN MARTIN
SAN NICOLÁS
SAN PEDRO
SAN ROMÁN
SAN ROQUE
SAN SEBASTIÁN
SAN VICENTE
SANTA CATALINA
SANTA CRUZ
SANTA GENOVEVA
SANTA MARÍA MAGDALENA
SANTA TERESA
SANTIAGO
SANTÍSIMA TRINIDAD
SANTO ENTIERRO
SOL
PONTIFICIA E ILUSTRE ARCHICOFRADÍA DEL SANTÍSIMO
SACRAMENTO
Iglesia del Sagrario de la Santa
Metropolitana Iglesia Catedral de Sevilla
Una venerable tradición afirma que la
Hermandad Sacramental del Sagrario de la Catedral fue fundada por Doña Teresa
Enríquez, "La Loca del Sacramento", en 1511, año en que llegó a
Sevilla como integrante del séquito del Rey Fernando el Católico y de su
segunda esposa Germana de Foix. Traía consigo la famosa Bula Pastoris Aeternis
expedida en Roma el 21 de agosto de 1508 por el Papa Julio II, concediendo
indultos y especiales privilegios para las cofradías eucarísticas que se iban
instituyendo bajo el patrocinio de tan noble Dama en todos los reinos
españoles.
A finales del siglo XVI se había extraviado
la primitiva Regla, aprobándose otra el 21 de mayo de 1589 por el Provisor y
Vicario General del Arzobispado hispalense el Lcdo. Bernardino Rodríguez. Poco
después, el 17 de noviembre de 1607, era el Provisor D. Jerónimo de Leiva quien
ratificaba unas nuevas Ordenanzas. Como era preceptivo, el Real y Supremo
Consejo de Castilla aprobó otras Reglas el 19 de octubre de 1787. Las últimas
por las que se rige datan del 26 de abril de 1993.
En 1615 acordó dotar anualmente una
fiesta a la Inmaculada Concepción, formulando un juramento o voto de sangre
para defender la Pureza sin Mancha de María el 23 de marzo de 1653.
Esta Archicofradía se encuentra
incorporada en la del mismo título de Santa María sopra Minerva del Orden de
Predicadores de la ciudad de Roma, en la Pía Unión del Sagrado Corazón de Jesús
y en la Orden de los Monjes Cartujos. Sus fines son fomentar el culto público a
la Sagrada Eucaristía y concurrir acompañando al Excelentísimo Cabildo Catedral
en las procesiones que éste celebra. Dispone su anual procesión de impedidos en
la mañana de la Dominica in albis, esto es, el segundo domingo de Pascua.
Además de asistir corporativamente a los cultos organizados por el Cabildo
catedralicio, por sí misma los tributa en honor del Niño Jesús, San Sebastián,
Cristo del Perdón, Santas Justa y Rufina y San Millán de la Cogolla. Su Función
Principal de Instituto tiene lugar el domingo siguiente a la festividad del
Corpus.
Su patrimonio artístico es verdaderamente
admirable. Pieza príncipe de la escultura barroca sevillana es su hermosísimo
Niño Jesús, obra señera de Juan Martínez Montañés en 1606. En el Corpus grande
procesiona dentro de un templete de plata decimonónico, concebido originalmente
como custodia. Su colección pictórica aparece encabezada por el célebre lienzo
del Triunfo de la Eucaristía, debido a Francisco de Herrera "el Mozo"
en 1656. Con posterioridad, en 1690, el pintor Matías de Arteaga, cofrade de la
corporación, ejecutó una formidable serie de nueve óleos de temática eucarística.
Posee, además, valiosas piezas de orfebrería y bordados, destacando de entre
estos últimos el Guión, fechado en 1789, y el Simpecado, de similar cronología,
ambos recientemente restaurados.
REAL,
FERVOROSA Y ANTIGUA HERMANDAD Y COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, PURA Y
LIMPIA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, SANTO ROSARIO Y ÁNIMAS BENDITAS DEL
PURGATORIO
Parroquia de Santa María Magdalena
La primera Regla que conocemos de esta
corporación eucarística se aprobó en 1575. Su procesión de impedidos tenía
lugar el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, organizándose por última
vez en 1968.
Cuando la primitiva parroquia de Santa
María Magdalena fue derruida por los franceses en 1811, la Hermandad
Sacramental se trasladó a la capilla de la Antigua y Siete Dolores, sita en el
compás del convento dominico de San Pablo. En 1851 encontró acomodo en el
interior del monumental templo barroco, instalándose en una capilla ubicada a
los pies de la nave del Evangelio. En el último tercio del siglo XIX, el
Sagrario se trasladó a la espaciosa capilla de la Virgen del Rosario, quedando
desde entonces bajo el cuidado de la Hermandad Sacramental, que también posee
Sala Capitular en el coro bajo.
La Hermandad celebra una solemne
procesión eucarística por las calles de la feligresía en la mañana de la
festividad del Corpus Christi. En su configuración actual se remonta al año
1973, aunque se tiene históricamente constancia de su existencia desde el siglo
XVI. Figura en el primer paso, al cargo de la cofradía de la Quinta Angustia,
un elegante baldaquino diseñado por el escultor Joaquín Bilbao y tallado por
Antonio Infante en 1924, en cuyo interior se cobija la espléndida imagen
manierista del Niño Jesús que tallara Jerónimo Hernández en 1582. En el segundo
paso se alza una Inmaculada que ha sido relacionada con el quehacer de Benito
de Hita y Castillo, a mediados del siglo XVIII. Por último, cierra el cortejo
la soberbia custodia barroca, obra conjunta de Diego de León, Cristóbal Sánchez
de la Rosa y Juan Laureano de Pina en la segunda mitad del XVII, con peana de
Blas Amat en 1790.
Otra pieza de estimable valor artístico
es la talla de la Inmaculada que se expone en el manifestador del retablo mayor
parroquial. Se trata de una efigie donada en 1669 a la Hermandad Sacramental
por el capitán D. Miguel Beltrán de Benavides, quien en su testamento de 1677
declara haberla traído de México, dotando además una Fiesta anual a la Purísima
cada 8 de diciembre, cuando la corporación sigue celebrando su Función
Principal de Instituto. También posee una escultura de pequeño formato de San
Clemente, firmada en su base por Francisco Antonio Gijón.
En su rico ajuar de plata destaca el
sagrario punzonado por el citado Blas Amat a finales del siglo XVIII; los también
dieciochescos faroles de pie, manifestador portátil en forma de libro y
pectorales de pertiguero; las decimonónicas pértigas, o las obras más recientes
del orfebre Fernando Cruz Suárez: cruz de guía, ciriales y faroles de mano, en
la década de 1950. Igualmente deben reseñarse los magníficos bordados que
ostentan tanto un paño mortuorio confeccionado por el maestro Juan César en
1666, como el Palio rico, Guión y Simpecado, fechados hacia 1800.
HERMANDAD
DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO.
Parroquia de San Gil
Consta que su Regla primitiva fue
ratificada por la autoridad eclesiástica en 1588. En 1649 se fusionó con la
Cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio, radicada en la misma parroquia
de San Gil, aprobando en consecuencia unos nuevos Estatutos el 24 de abril del
citado año. Las siguientes Ordenanzas fueron sancionadas por el Real y Supremo
Consejo de Castilla el 27 de junio de 1787. Desde 1880, posee panteón propio en
el cementerio de San Fernando.
Afortunadamente, sigue manteniendo la
celebración de su procesión anual de impedidos por las calles de la feligresía,
en la que participan corporativamente las restantes Hermandades de la
parroquia.
La Capilla Sacramental de esta parroquia,
erigida en tiempos del Obispo D. Remondo, se situó originariamente bajo la
torre, en el lado de la Epístola de la amplia nave que sirve de transepto,
hallándose cubierta por una bóveda octogonal sobre trompas y cerrada por una
reja fechada en 1623. En los sucesos de 1936, se consumieron los lienzos que
representaban escenas eucarísticas y una alegoría de la Concepción, así como su
retablo decimonónico presidido por una Inmaculada que se atribuía a Duque
Cornejo. Hoy se encuentra establecida en ella la Hermandad de gloria de Nuestra
Señora del Carmen.
Desde 1951, el Sagrario está ubicado en
la Capilla frontera, en la nave del Evangelio, que en otro tiempo fue sede de
la popular Hermandad de la Esperanza Macarena. Es un espacio barroco, cubierto
por una bóveda ovoidal sobre pechinas, con adornos de yesería. El retablo del
testero es obra moderna, como también la Inmaculada que preside la hornacina
central.
Conserva una espléndida Sala Capitular en
la parroquia. En su tesoro destacan dos copones, uno rococó del año 1756, y
otro neoclásico fechado en 1800, amén de otras interesantes piezas bordadas.
ANTIGUA ARCHICOFRADIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN Y ÁNIMAS BENDITAS
Parroquia de San Ildefonso
La primitiva Regla de esta señera
Hermandad Sacramental fue aprobada el 13 de junio de 1592 por el Provisor Lcdo.
D. Gerónimo Rodríguez, señalándose allí que los cofrades fundadores procedían
de una antiquísima corporación radicada en la iglesia de San Ildefonso que
tenía como titular a la Purísima Concepción de Nuestra Señora. En 1666 se
fusionó con la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio de la citada
parroquia. Con posterioridad, sería el Provisor y Vicario General Dr. D. Alonso
de Baeza y Mendoza quien ratificó unas nuevas Ordenanzas el 21 de marzo de 1719.
Por entonces, la elección de los cargos para su Junta de Gobierno tenía lugar
en la festividad de San Juan Evangelista.
Según testimonio de Félix González de
León, tras el estreno del renovado templo de San Ildefonso el 31 de octubre de
1841, la capilla sacramental se ubicó en la cabecera de la nave de la Epístola.
En la actualidad, el Sagrario está situado en la capilla de la Virgen del
Coral, en el testero de la nave del Evangelio. Allí se exponen un magnífico
lienzo barroco de las Ánimas Benditas y una Inmaculada atribuida al pintor
Ignacio de Ríes hacia 1660.
Entre otros muchos enseres, esta
Hermandad Sacramental posee un valioso paño mortuorio bordado en oro, plata y
sedas de colores sobre terciopelo negro, de estilo rococó, y fechado en la
segunda mitad del siglo XVIII. Hacia 1700 se puede fechar una Alegoría
Eucarística que se conserva en sus dependencias, obra inspirada en la pintura
de Herrera el Mozo de la Sacramental del Sagrario. De sencilla traza
decimonónica son el Guión Sacramental y el Simpecado.
Su tradicional procesión de impedidos se
ha transformado, en el pasado año 2001, en una procesión eucarística donde el
Santísimo, en custodia de torre, desfila por las calles de la collación,
alternando su organización con la Hermandad Sacramental de Santiago.
HERMANDAD
DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO
Parroquia de San Pedro
Los orígenes de esta histórica Hermandad
Sacramental se remontan al siglo XVI. El Real y Supremo Consejo de Castilla
aprobó las Ordenanzas de esta corporación en el año 1788.
La Capilla Sacramental de la parroquia de
San Pedro hubo de construirse poco después del resto de la fábrica primitiva
del templo, que data del siglo XIV. Ubicada en la cabecera de la nave de la
Epístola, posee planta cuadrada que se cubre con una bóveda ochavada sobre
trompas de estilo mudéjar, decorada con lacerías poligonales y estrelladas, así
como con azulejos vidriados verdes y negros. Al parecer, una inscripción hoy
desaparecida fechaba dicha cubierta en 1379. En origen, esta Capilla tuvo un
carácter funerario, como panteón de D. Antonio Petrucio di Calvi, de su mujer
Dª Brígida Broche y de sus herederos. Convertida en Sagrario, contó con un
altar cuyas pinturas contrató la Hermandad Sacramental con Francisco de Herrera
"el Viejo" en 1619, que han desaparecido, como también el retablo que
se ajustó en 1705 con Lorenzo Bernardo González y Antonio de Quirós, y otro
posterior, de comienzos del siglo XIX, obra de Juan de Astorga.
El retablo actual es neomudéjar,
realizado durante la última restauración del templo en 1924. Está presidido por
la notable escultura del Nazareno de la Salud, obra de influencia mesina
fechable en el segundo cuarto del siglo XVII. Se encuentra flanqueada por las
efigies de San Sebastián y San Roque, atribuidas a Duque Cornejo. El Sagrario
de plata repujada con aplicaciones de marfil se labró en 1965. Una buena
colección de pinturas se guarda en este recinto, destacando especialmente la
Santa Faz de Francisco de Zurbarán y una Alegoría Eucarística de Lucas Valdés.
La Hermandad cuenta con una espaciosa
Sala Capitular situada en la nave de la Epístola, tras el retablo de Ánimas,
cuyo lienzo central es obra del pintor dieciochesco Domingo Martínez. De entre
las piezas de orfebrería, citaremos un pectoral que presenta la forma de la
cruz de San Pedro, datado en el siglo XV; dos cruces procesionales, una de la
primera mitad del XVII y otra del XIX, un cáliz rococó de José Alexandre y un
ostensorio y copón neoclásicos con el punzón de José Guzmán. El Simpecado tiene
bordados dieciochescos en oro y sedas de colores, enriquecidos y pasados a
brocatel por las monjas de Santa Isabel hacia 1944.
HERMANDAD
SACRAMENTAL DEL SANTÍSIMO REDENTOR
Iglesia del Santísimo Redentor
Sus Reglas fundacionales fueron aprobadas
por la autoridad eclesiástica el 8 de julio de 1969. Con posterioridad, la
Vicaría General ratificó unos renovados Estatutos el 8 de enero de 1977.
Entre sus insignias, esta Hermandad
Sacramental posee un Simpecado, donde figura bordado en oro el escudo
corporativo y la leyenda: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA".
Asimismo, cuenta con un ostensorio de metal sobredorado. Recientemente, y con
motivo del traslado del Sagrario de plata desde el altar mayor a una capilla
lateral, situada en la cabecera de la nave del Evangelio, la corporación ha
colaborado generosamente en su restauración.
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