lunes, 1 de julio de 2013

HERMANDADES SACRAMENTALES


HERMANDADES SACRAMENTALES
Para entender el porqué de las Hermandades Sacramentales, hay que conocer a Teresa Enríquez de Alvarado, una extraordinaria mujer nacida en 1450 en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid y muere en Torrijos, Toledo, en 1529. Hija del Almirante de Castilla Alonso Enríquez y de María de Alvarado y Villagrán, muerta al poco de nacer Teresa y criada por su abuela, Teresa de Quiñones, en el monasterio franciscano Nuestra Señora de la Esperanza, distante de su lugar de nacimiento una legua. Llevó una vida austera y tuvo una gran devoción al Santísimo Sacramento en su retiro toledano de Torrijos, lugar en el que fundó la primera Hermandad dedicada a esta devoción, así cómo la fundación en este lugar y en otras poblaciones del convento de la Concepción.
Su matrimonio en 1470 con Don Gutierre de Cárdenas, un miembro destacado del entorno de los Reyes Católicos, le permitió a éste formar parte de la Familia Real, ya que Teresa era prima del Rey Católico y tras su boda con Don Gutierre pasa a ser dama de Isabel la Católica, pero este nuevo cometido no le privaría de su vocación espiritual y de visitar a los pobres en los hospitales para llevarles comida o un sustento.
Castilla estaba inmersa en la Guerra con Granada, en la que su marido tuvo un  papel destacado como capitán, siendo el encargado de recibir a los Reyes a las puertas de la Alhambra el 2 de Enero de 1492.
Su dedicación a los heridos en la Conquista de Granada y la atención a los más necesitados en Torrijos, no le mermaba a la hora de asistir a tantas misas como pudiera. Por lo que su fama de santidad iba en aumento.
Sin embargo no todo se le presentaba como ella quería, en los siguientes años sufre la pérdida de su hijo Alonso en un accidente de equitación, posteriormente fallece su marido y un año después lo hace la propia Reina. Tras este inesperado momento, le lleva a la conclusión de que su vida cortesana ha terminado, por lo que se retira al palacio que construyeron en Torrijos, lugar al que llegaban multitud de menesterosos en busca de ayuda, así cómo multitud de enfermos eran atendidos en el hospital que fundó y que personalmente atendía.
Teresa empleó parte de sus rentas en la redención de cautivos confiando la labor a mercedarios y trinitarios. También contrató agentes que negociaban in situ el rescate. En esta labor destacó, una vez más, el sacerdote sevillano, padre Contreras, que dedicó los años finales de su vida a rescatar niños y jóvenes cautivos en Argel. La gran preocupación de Teresa era que abandonaran la fe cristiana para convertirse al Islam y conseguir la libertad por esta vía.
Pero la labor por la que Teresa goza de una mayor fama, sin menoscabar la importancia de las hasta ahora citadas, fue su papel en la fundación, desarrollo y extensión de las cofradías del Santísimo Sacramento. Nuestra protagonista vivió varios momentos de crisis de Cristiandad siendo el más grave de todos ellos la reforma luterana iniciada en 1517.
Como contraste a ello, a finales del siglo XV surgieron en Italia cofradías del Santísimo Sacramento. Sus principales impulsores fueron los franciscanos, la labor desarrollada por la Cofradía radicada en que cuatro cofrades dirigidos por un sacerdote se reunían para acompañar por las calles con cirios en las manos al santo Viático, cada mañana uno de ellos preguntaba al sacristán sobre los enfermos a los que había que llevarles la Eucaristía. Uno de los objetivos de esta Cofradía era conseguir el dinero necesario para comprar un palio, pero no conseguían reunir las limosnas para costearlo. No sabemos cómo, pero llegó a oídos de Teresa quien envió a uno de los franciscanos de Torrijos con un generoso donativo. En agradecimiento, uno de los cofrades vino a España a visitarla y Teresa quedó seducida por el proyecto de las cofradías del Santísimo Sacramento.
En 1508 Teresa mandó construir en la iglesia de San Lorenzo una capilla dedicada al Santísimo. Una inscripción nos informa de que la dotó con rentas, mármoles, bronces, joyas y ornamentos bordados en oro y plata. Gracias a ello, la Cofradía creció y se fortaleció. Más tarde Teresa pidió al papa Julio II que le concediese ciertos privilegios aunque el pontífice se mostró reacio a la petición. Finalmente, la bula de confirmación fue promulgada el 12 de septiembre de 1508, tras enviar Teresa al papa unas colgaduras bordadas en oro y seda para su cámara pontificia. A continuación Teresa pidió al papa permiso para fundar una cofradía similar en Torrijos. El Papa le concedió la bula, documento gracias al cual Teresa se convirtió en la fundadora de las cofradías del Santo Sacramento, aunque despectivamente el Papa la llamó la Loca el Sacramento.
Para que la cofradía de Torrijos tuviese una iglesia digna, Teresa mandó construir la Colegiata del Corpus Christi. La dotó con generosas rentas, fundó un cabildo de doce capellanes que celebraban tres misas diarias, la primera al amanecer para los labradores, y creó un coro de 24 niños, a los que pagaba los estudios y una pensión, para que con sus cantos honrasen al Santísimo.
La cofradía de Torrijos se convirtió en la cabeza de las cofradías sacramentales. A la muerte de Teresa había una en cada parroquia de la mayor parte de España. Más tarde se extendieron por Portugal, Francia, Países Bajos, Austria, Polonia y Asia Menor. A Teresa se debe también la iniciativa de los visitadores eucarísticos. En colaboración con el franciscano fray Juan de Navarrete incluyó en los estatutos de la Colegiata la obligación de que cada año dos clérigos recorriesen los pueblos para examinar el estado de los sagrarios. Como resultado de estas visitas Teresa dotó a muchas iglesias de cálices, patenas y otros vasos sagrados destinados a la Eucaristía.
A partir este mismo año, se crean en Sevilla varias hermandades Sacramentales, como es el caso de la del Sagrario, fundada entre 1508 y 1511, o la Sacramental de San Lorenzo, actualmente unida a la Soledad, a esta última Doña Teresa regaló 8 varas de brocado para el palio del Santísimo, costumbre que instauró en Italia. Igualmente se crearon en esta época las Sacramentales de San Vicente, San Gil Abad, San Ildefonso, San Isidoro, Magdalena, Santa Ana y Santiago el Mayor, entre otras.
Teresa murió en Torrijos el 4 de marzo de 1529, fue amortajada con el hábito franciscano y enterrada en el monasterio de Santa María de Jesús junto a su esposo. Su tumba recibe numerosas visitas de devotos que acuden a encomendarse a ella y desde 1896 se ha intentado iniciar el proceso de su beatificación. El 13 de abril de 2002 comenzó la fase diocesana del proceso que ha sido aprobado en Roma. La religiosidad de Teresa se basa en la espiritualidad franciscana.
Junto con su esposo erigieron en la catedral de Toledo la capilla de la Virgen de la Antigua, en la que se puede ver el retablo las imágenes de este matrimonio, así como las de sus hijos.
Aunque en Sevilla ya había Hermandades Sacramentales antes de la llegada de Teresa Enríquez, si hemos de reconocer que fue a partir de ella cuando surgieron y crearon muchas de las conocidas documentalmente, allá por la primera mitad del siglo XVI y siempre en torno a esta dama.
El culto al Santísimo está relacionado directamente con la celebración eucarística. Durante toda la Alta Edad Media se multiplicaron el número de misas diarias hasta tal punto que hubieron de dictarse decretos de limitación de las misas que podía celebrar cada sacerdote.
Esta es la a causa de la multiplicación de altares en las iglesias. Entre el pueblo sencillo existía una gran devoción y muchos procuraban oír el mayor número posible, pero no como participación, sino en el sentido de que se fue creando una práctica un tanto supersticiosa relativa a la adoración del Santísimo en el momento de la Elevación, que presuntamente producía efectos salutíferos para el alma y el cuerpo de quienes lo observaban con devoción.
Todo ello es fruto de una clara evolución de la eucaristía en relación con la religiosidad y participación del pueblo en la vida de la Iglesia. En los primeros tiempos era una celebración comunitaria y participativa totalmente abierta y comprensible en donde se compartía la vida.
Pero ya cuando el cristianismo se convierte en la religión oficial del Estado romano, las eucaristías se masificaron, perdieron la espontaneidad y se fue creando unas fórmulas ordinarias comunes para unificar la práctica. Junto a esto, los ministros oficiantes, diáconos y los obispos tienden a constituirse en una élite ilustrada que cada vez se aleja más de la comunidad a la que sirve y que los eligieron como responsables y adquiere una supremacía potestativa sobre los fieles.
Cuando desaparece el Imperio Romano y los distintos pueblos que lo constituían van construyendo su identidad y comienzan a establecerse lenguas vernáculas en las que se expresan normalmente todos sus habitantes, el clero lo sigue haciendo en latín en las misas y demás celebraciones.
Esto contribuye aún más a la separación entre el clero y el pueblo fiel, que acude como mero espectador de unos Misterios y unos ritos que no puede entender. Al irse apercibiendo de todo esto, la jerarquía promueve más que una participación real, un acercamiento afectivo, es decir una devoción hacia el Misterio eucarístico.
Como pueden comprobar, situándonos en la actualidad, las Hermandades Sacramentales fueron la cuna de muchas de las actuales Hermandades de Penitencia de Sevilla, estando hoy en día en periodo de recuperación, puesto que muchas de ellas desaparecieron o quedaron en el olvido durante muchos años, sobreviviendo a la historia uniéndose con las hermandades de Gloria y Penitenciales con las que compartían sede canónica.
Igualmente, aunque en muy pocos casos, varias de ellas continúan siendo de las llamadas "puras", habiendo subsistido sin la unión de otras Hermandades. En este caso están la del Sagrario, quizás la más potente y activa, aunque no tenga el mismo carácter que hace más de 400 años, la de San Ildefonso y La Magdalena.
En los tiempos de postguerra, las hermandades Sacramentales estuvieron muy ligadas a las instituciones militares, donde los altos cargos participaban en sus procesiones e incluso portaban el palio de respeto. Incluso la cultura católica y la enseñanza, actualmente la costumbre de arrodillarse cuando pasa el Cuerpo del Señor, en señal de amor y devoción, casi pasa desapercibida. Una  característica de las Hermandades Sacramentales es que usan el color rojo sacramental en su cera.
Con todo esto, estas hermandades cuyo origen proviene de Italia, están en un periodo de reactivación en nuestra ciudad y cada vez son más los feligreses que acuden a los actos externos en honor a su Santísima Majestad, no siendo así la asistencia a los cultos internos.

RELACIÓN DE HERMANDADES SACRAMENTALES
BLANCA PALOMA
BUEN FIN
CONCEPCIÓN
COPUS CHRISTI
DIVINO REDENTOR
DIVINO SALVADOR
ESPERANZA DE TRIANA
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
JUAN XXIII
LA EXPIRACIÓN
LA RESURRECCIÓN
N. S. DE LA CANDELARIA
N. S. DE LA ESTRELLA
N. S. DE LA O
N. S. DE LAS FLORES
N. S. DE LOS DESAMPARADOS
N. S. DE LOS DOLORES
N. S. DE LOS REMEDIOS
N. S. DEL JUNCAL
N. S. DEL REPOSO
OMNIUM SANCTORUM
SAGRADA CENA
SAGRADA FAMILIA
SAGRADO CORAZÓN
SAGRARIO
SAN ANDRÉS
SAN ANTONIO DE PADUA
SAN BARTOLOMÉ
SAN BENITO
SAN BERNARDO
SAN GIL
SAN GONZALO
SAN ILDELFONSO
SAN ISIDORO
SAN JOSÉ OBRERO
SAN JUAN DE LA PALMA
SAN JULIÁN
SAN LEANDRO
SAN LORENZO
SAN MARTIN
SAN NICOLÁS
SAN PEDRO
SAN ROMÁN
SAN ROQUE
SAN SEBASTIÁN
SAN VICENTE
SANTA CATALINA
SANTA CRUZ
SANTA GENOVEVA
SANTA MARÍA MAGDALENA
SANTA TERESA
SANTIAGO
SANTÍSIMA TRINIDAD
SANTO ENTIERRO
SOL

PONTIFICIA E ILUSTRE ARCHICOFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Iglesia del Sagrario de la Santa Metropolitana Iglesia Catedral de Sevilla   
Una venerable tradición afirma que la Hermandad Sacramental del Sagrario de la Catedral fue fundada por Doña Teresa Enríquez, "La Loca del Sacramento", en 1511, año en que llegó a Sevilla como integrante del séquito del Rey Fernando el Católico y de su segunda esposa Germana de Foix. Traía consigo la famosa Bula Pastoris Aeternis expedida en Roma el 21 de agosto de 1508 por el Papa Julio II, concediendo indultos y especiales privilegios para las cofradías eucarísticas que se iban instituyendo bajo el patrocinio de tan noble Dama en todos los reinos españoles.      
A finales del siglo XVI se había extraviado la primitiva Regla, aprobándose otra el 21 de mayo de 1589 por el Provisor y Vicario General del Arzobispado hispalense el Lcdo. Bernardino Rodríguez. Poco después, el 17 de noviembre de 1607, era el Provisor D. Jerónimo de Leiva quien ratificaba unas nuevas Ordenanzas. Como era preceptivo, el Real y Supremo Consejo de Castilla aprobó otras Reglas el 19 de octubre de 1787. Las últimas por las que se rige datan del 26 de abril de 1993.
En 1615 acordó dotar anualmente una fiesta a la Inmaculada Concepción, formulando un juramento o voto de sangre para defender la Pureza sin Mancha de María el 23 de marzo de 1653.
Esta Archicofradía se encuentra incorporada en la del mismo título de Santa María sopra Minerva del Orden de Predicadores de la ciudad de Roma, en la Pía Unión del Sagrado Corazón de Jesús y en la Orden de los Monjes Cartujos. Sus fines son fomentar el culto público a la Sagrada Eucaristía y concurrir acompañando al Excelentísimo Cabildo Catedral en las procesiones que éste celebra. Dispone su anual procesión de impedidos en la mañana de la Dominica in albis, esto es, el segundo domingo de Pascua. Además de asistir corporativamente a los cultos organizados por el Cabildo catedralicio, por sí misma los tributa en honor del Niño Jesús, San Sebastián, Cristo del Perdón, Santas Justa y Rufina y San Millán de la Cogolla. Su Función Principal de Instituto tiene lugar el domingo siguiente a la festividad del Corpus.                                                                                         
Su patrimonio artístico es verdaderamente admirable. Pieza príncipe de la escultura barroca sevillana es su hermosísimo Niño Jesús, obra señera de Juan Martínez Montañés en 1606. En el Corpus grande procesiona dentro de un templete de plata decimonónico, concebido originalmente como custodia. Su colección pictórica aparece encabezada por el célebre lienzo del Triunfo de la Eucaristía, debido a Francisco de Herrera "el Mozo" en 1656. Con posterioridad, en 1690, el pintor Matías de Arteaga, cofrade de la corporación, ejecutó una formidable serie de nueve óleos de temática eucarística. Posee, además, valiosas piezas de orfebrería y bordados, destacando de entre estos últimos el Guión, fechado en 1789, y el Simpecado, de similar cronología, ambos recientemente restaurados.

REAL, FERVOROSA Y ANTIGUA HERMANDAD Y COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, SANTO ROSARIO Y ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO 
Parroquia de Santa María Magdalena                                                                                       
La primera Regla que conocemos de esta corporación eucarística se aprobó en 1575. Su procesión de impedidos tenía lugar el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, organizándose por última vez en 1968. 
Cuando la primitiva parroquia de Santa María Magdalena fue derruida por los franceses en 1811, la Hermandad Sacramental se trasladó a la capilla de la Antigua y Siete Dolores, sita en el compás del convento dominico de San Pablo. En 1851 encontró acomodo en el interior del monumental templo barroco, instalándose en una capilla ubicada a los pies de la nave del Evangelio. En el último tercio del siglo XIX, el Sagrario se trasladó a la espaciosa capilla de la Virgen del Rosario, quedando desde entonces bajo el cuidado de la Hermandad Sacramental, que también posee Sala Capitular en el coro bajo. 
La Hermandad celebra una solemne procesión eucarística por las calles de la feligresía en la mañana de la festividad del Corpus Christi. En su configuración actual se remonta al año 1973, aunque se tiene históricamente constancia de su existencia desde el siglo XVI. Figura en el primer paso, al cargo de la cofradía de la Quinta Angustia, un elegante baldaquino diseñado por el escultor Joaquín Bilbao y tallado por Antonio Infante en 1924, en cuyo interior se cobija la espléndida imagen manierista del Niño Jesús que tallara Jerónimo Hernández en 1582. En el segundo paso se alza una Inmaculada que ha sido relacionada con el quehacer de Benito de Hita y Castillo, a mediados del siglo XVIII. Por último, cierra el cortejo la soberbia custodia barroca, obra conjunta de Diego de León, Cristóbal Sánchez de la Rosa y Juan Laureano de Pina en la segunda mitad del XVII, con peana de Blas Amat en 1790.                                                                                      
Otra pieza de estimable valor artístico es la talla de la Inmaculada que se expone en el manifestador del retablo mayor parroquial. Se trata de una efigie donada en 1669 a la Hermandad Sacramental por el capitán D. Miguel Beltrán de Benavides, quien en su testamento de 1677 declara haberla traído de México, dotando además una Fiesta anual a la Purísima cada 8 de diciembre, cuando la corporación sigue celebrando su Función Principal de Instituto. También posee una escultura de pequeño formato de San Clemente, firmada en su base por Francisco Antonio Gijón.   
En su rico ajuar de plata destaca el sagrario punzonado por el citado Blas Amat a finales del siglo XVIII; los también dieciochescos faroles de pie, manifestador portátil en forma de libro y pectorales de pertiguero; las decimonónicas pértigas, o las obras más recientes del orfebre Fernando Cruz Suárez: cruz de guía, ciriales y faroles de mano, en la década de 1950. Igualmente deben reseñarse los magníficos bordados que ostentan tanto un paño mortuorio confeccionado por el maestro Juan César en 1666, como el Palio rico, Guión y Simpecado, fechados hacia 1800.

HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO.
Parroquia de San Gil
Consta que su Regla primitiva fue ratificada por la autoridad eclesiástica en 1588. En 1649 se fusionó con la Cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio, radicada en la misma parroquia de San Gil, aprobando en consecuencia unos nuevos Estatutos el 24 de abril del citado año. Las siguientes Ordenanzas fueron sancionadas por el Real y Supremo Consejo de Castilla el 27 de junio de 1787. Desde 1880, posee panteón propio en el cementerio de San Fernando.
Afortunadamente, sigue manteniendo la celebración de su procesión anual de impedidos por las calles de la feligresía, en la que participan corporativamente las restantes Hermandades de la parroquia.   
La Capilla Sacramental de esta parroquia, erigida en tiempos del Obispo D. Remondo, se situó originariamente bajo la torre, en el lado de la Epístola de la amplia nave que sirve de transepto, hallándose cubierta por una bóveda octogonal sobre trompas y cerrada por una reja fechada en 1623. En los sucesos de 1936, se consumieron los lienzos que representaban escenas eucarísticas y una alegoría de la Concepción, así como su retablo decimonónico presidido por una Inmaculada que se atribuía a Duque Cornejo. Hoy se encuentra establecida en ella la Hermandad de gloria de Nuestra Señora del Carmen. 
Desde 1951, el Sagrario está ubicado en la Capilla frontera, en la nave del Evangelio, que en otro tiempo fue sede de la popular Hermandad de la Esperanza Macarena. Es un espacio barroco, cubierto por una bóveda ovoidal sobre pechinas, con adornos de yesería. El retablo del testero es obra moderna, como también la Inmaculada que preside la hornacina central.
Conserva una espléndida Sala Capitular en la parroquia. En su tesoro destacan dos copones, uno rococó del año 1756, y otro neoclásico fechado en 1800, amén de otras interesantes piezas bordadas.
                                                          
ANTIGUA ARCHICOFRADIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN Y ÁNIMAS BENDITAS                                                         
Parroquia de San Ildefonso
La primitiva Regla de esta señera Hermandad Sacramental fue aprobada el 13 de junio de 1592 por el Provisor Lcdo. D. Gerónimo Rodríguez, señalándose allí que los cofrades fundadores procedían de una antiquísima corporación radicada en la iglesia de San Ildefonso que tenía como titular a la Purísima Concepción de Nuestra Señora. En 1666 se fusionó con la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio de la citada parroquia. Con posterioridad, sería el Provisor y Vicario General Dr. D. Alonso de Baeza y Mendoza quien ratificó unas nuevas Ordenanzas el 21 de marzo de 1719. Por entonces, la elección de los cargos para su Junta de Gobierno tenía lugar en la festividad de San Juan Evangelista. 
Según testimonio de Félix González de León, tras el estreno del renovado templo de San Ildefonso el 31 de octubre de 1841, la capilla sacramental se ubicó en la cabecera de la nave de la Epístola. En la actualidad, el Sagrario está situado en la capilla de la Virgen del Coral, en el testero de la nave del Evangelio. Allí se exponen un magnífico lienzo barroco de las Ánimas Benditas y una Inmaculada atribuida al pintor Ignacio de Ríes hacia 1660. 
Entre otros muchos enseres, esta Hermandad Sacramental posee un valioso paño mortuorio bordado en oro, plata y sedas de colores sobre terciopelo negro, de estilo rococó, y fechado en la segunda mitad del siglo XVIII. Hacia 1700 se puede fechar una Alegoría Eucarística que se conserva en sus dependencias, obra inspirada en la pintura de Herrera el Mozo de la Sacramental del Sagrario. De sencilla traza decimonónica son el Guión Sacramental y el Simpecado.      
Su tradicional procesión de impedidos se ha transformado, en el pasado año 2001, en una procesión eucarística donde el Santísimo, en custodia de torre, desfila por las calles de la collación, alternando su organización con la Hermandad Sacramental de Santiago.

HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO
Parroquia de San Pedro                                                                                      
Los orígenes de esta histórica Hermandad Sacramental se remontan al siglo XVI. El Real y Supremo Consejo de Castilla aprobó las Ordenanzas de esta corporación en el año 1788.
La Capilla Sacramental de la parroquia de San Pedro hubo de construirse poco después del resto de la fábrica primitiva del templo, que data del siglo XIV. Ubicada en la cabecera de la nave de la Epístola, posee planta cuadrada que se cubre con una bóveda ochavada sobre trompas de estilo mudéjar, decorada con lacerías poligonales y estrelladas, así como con azulejos vidriados verdes y negros. Al parecer, una inscripción hoy desaparecida fechaba dicha cubierta en 1379. En origen, esta Capilla tuvo un carácter funerario, como panteón de D. Antonio Petrucio di Calvi, de su mujer Dª Brígida Broche y de sus herederos. Convertida en Sagrario, contó con un altar cuyas pinturas contrató la Hermandad Sacramental con Francisco de Herrera "el Viejo" en 1619, que han desaparecido, como también el retablo que se ajustó en 1705 con Lorenzo Bernardo González y Antonio de Quirós, y otro posterior, de comienzos del siglo XIX, obra de Juan de Astorga.
El retablo actual es neomudéjar, realizado durante la última restauración del templo en 1924. Está presidido por la notable escultura del Nazareno de la Salud, obra de influencia mesina fechable en el segundo cuarto del siglo XVII. Se encuentra flanqueada por las efigies de San Sebastián y San Roque, atribuidas a Duque Cornejo. El Sagrario de plata repujada con aplicaciones de marfil se labró en 1965. Una buena colección de pinturas se guarda en este recinto, destacando especialmente la Santa Faz de Francisco de Zurbarán y una Alegoría Eucarística de Lucas Valdés.
La Hermandad cuenta con una espaciosa Sala Capitular situada en la nave de la Epístola, tras el retablo de Ánimas, cuyo lienzo central es obra del pintor dieciochesco Domingo Martínez. De entre las piezas de orfebrería, citaremos un pectoral que presenta la forma de la cruz de San Pedro, datado en el siglo XV; dos cruces procesionales, una de la primera mitad del XVII y otra del XIX, un cáliz rococó de José Alexandre y un ostensorio y copón neoclásicos con el punzón de José Guzmán. El Simpecado tiene bordados dieciochescos en oro y sedas de colores, enriquecidos y pasados a brocatel por las monjas de Santa Isabel hacia 1944.

HERMANDAD SACRAMENTAL DEL SANTÍSIMO REDENTOR  
Iglesia del Santísimo Redentor                                                                                       
Sus Reglas fundacionales fueron aprobadas por la autoridad eclesiástica el 8 de julio de 1969. Con posterioridad, la Vicaría General ratificó unos renovados Estatutos el 8 de enero de 1977.
Entre sus insignias, esta Hermandad Sacramental posee un Simpecado, donde figura bordado en oro el escudo corporativo y la leyenda: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA". Asimismo, cuenta con un ostensorio de metal sobredorado. Recientemente, y con motivo del traslado del Sagrario de plata desde el altar mayor a una capilla lateral, situada en la cabecera de la nave del Evangelio, la corporación ha colaborado generosamente en su restauración.


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