Se
encuentra en la sevillana calle Castilla, 182.
Horario
de misas:
Lunes
a Viernes: 20:30
Sábado:
20:30
Domingo:
10:30, 12:30
La
historia de esta Hermandad del Cachorro comienza con el encargo de su Titular a
Francisco Antonio Ruiz Gijón y la leyenda del Cristo del Cachorro está envuelta
en un cierto romanticismo, comienza en las chozas de los gitanos a la orilla
del Guadalquivir y en tierras arcillosas de alfareros, en las que vivía un
gitano al que llamaban el Cachorro, bien parecido por el que suspiraban las
gitanas de la Cava, aunque parecía que él se había decantado por alguna señora
del barrio de San Vicente. Cierto día apareció un caballero de cierta hidalguía
por la Cava que llamó la atención por sus ricas vestiduras, preguntando por ese
gitano al que llamaban Cachorro, al no obtener respuesta pero delatándoles los
gestos, no dejó de volver por el lugar hasta encontrarlo.
Mientras
tanto Ruiz Gijón, escultor elegido por la Hermandad para que hiciera su imagen
titular, un Cristo Expirando, se devanaba la cabeza para conseguir un modelo
que fuera digno de devoción, hasta que cierto día, no pudiendo conciliar el
sueño, se encaminó al arrabal para conseguir aclarar las ideas. Una vez allí,
oyó voces lastimeras mientras pasaba ante él un hidalgo a caballo, se encaminó
hacia el lugar del alboroto hasta ver lo que sucedía, se encontro con que había un hombre en el
suelo herido de muerte, en plena agonía y expirando. Fue la imagen que Ruiz
Gijón buscaba, dentro del dramatismo del momento, lo interpretó dibujándolo con carboncillo sobre el papel. Poco tiempo después lo gubió y en su primera salida
procesional el vecindario de Triana al ver al Cristo de la Expiración
reconocieron al gitano que había muerto tiempo atrás. Representa el gran patetismo del crucificado agonizante
que se yergue violentamente para poder disfrutar de un último suspiro, con la
mirada perdida y su cuerpo contorsionado por el esfuerzo, es de una gran
expresividad y un elevado barroquismo.
Sus reducidas
dimensiones obligan a tomar la decisión de construir una capilla nueva que
albergara a la Hermandad del Cristo de la Expiración surge en 1946, para lo
cual se le encarga al arquitecto Aurelio Gómez Millán el proyecto de
construcción, iniciándose los trabajos ese mismo año y finalizando en 1960.
En
su fachada, de 1964, la portada abocinada de ladrillo tallado con arquivoltas
está decorada con cerámicas de Triana en las que se representan escenas de la
vida de la Virgen y de la Pasión de Jesucristo y en el tímpano un retablo
cerámico de la Piedad. La espadaña se terminó de construir en 1988, aunque la
capilla se bendijo en 1960.
La
nave resultante tiene planta de cruz latina y bóveda de cañón con arcos fajones
y lunetos y en el crucero cúpula con linterna.
Su interior con tintes
neoclásicos es sobrio y austero. Su
configuración es tal, que al entrar nuestra mirada se va directamente al retablo
mayor y a la hornacina a modo de camarín en la que se encuentra el Cristo de la
Expiración y en el que el color verde del revestimiento de mármol destaca
sobremanera con el dorado de la madera tallada del retablo.
La cerámica tiene un papel importante en los
zócalos para dar significación al vínculo con los ceramistas trianeros.
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