Mas conocido por Monasterio de la Cartuja, está
situado en el margen izquierdo del río Guadalquivir en la Isla sevillana de la
Cartuja de ahí su nombre.
Su historia comienza en el siglo XII cuando los
almohades utilizan el recinto para instalar unos hornos de cocción alfarera
aprovechando la abundancia de arcilla en el lugar y la proximidad del río, la
arcilla la conseguían cavando cuevas, lugar que luego también utilizarían los
alfareros de Triana.
Existe la leyenda de que en 1248, se encontró una
imagen de la Virgen María en una de esas cuevas, posiblemente se escondiera
para evitar que durante la dominación árabe encontraran, construyéndose una
ermita en el lugar hacia el siglo XIV, dándole el nombre de Santa María de las
Cuevas.
Según la
leyenda se encontró en 1248 una imagen de la Virgen María en una cueva, se
supone que fue escondida durante la dominación árabe, a partir de ese momento
se construye una Ermita en su honor hacia el último cuarto del siglo XIV, dándole
el nombre de Santa María de las Cuevas, haciéndose cargo la Orden Franciscana,
pero fue tal la devoción que despertaba esta imagen que pasa a Monasterio unos
pocos años después, en 1399, por orden del Arzobispo Gonzalo de Mena y el
patrocinio del noble don Ruy González de Medina, dotándolo de una importante
asignación económica.
Tras la muerte del Arzobispo en 1401, sus bienes
pasan al Monasterio, siendo utilizados por el Regente durante la infancia de
Juan II, don Fernando de Antequera, para sufragar los gastos ocasionados por las
campañas militares, dejándoles en una difícil situación. Más tarde sería el
Adelantado Mayor don Perafán de Ribera, miembro influyente de la nobleza
sevillana el que se hiciera cargo de los gastos de mantenimiento de todo el recinto
y de la construcción de su Iglesia, con la única condición de poder ser
enterrado en el lugar y que su escudo de armas sustituyera al del Arzobispo
Mena.
Los Cartujos de San Bruno llegarían a finales del
siglo XV, esta Orden, que plasmara tan bien el maestro Zurbarán, estaban
entregados al ayuno, silencio, pobreza y oración. Sin embargo en el Monasterio
había una gran cantidad de obras de arte y otros objetos valiosos procedentes
de los muchos benefactores que tenían desde sus inicios, de lo cual se
aprovecharon en 1810 los gabachos, saqueando todo ello y utilizando el complejo
como Cuartel General. En este periodo los monjes se vieron obligados a
marcharse a Portugal, retornando en 1812.
El Monasterio contó con dos hospederías, una en la
que se alojaban los familiares de los monjes y demás peregrinos, hoy sería el
espacio de las oficinas de la antigua fábrica de lozas, la otra hospedería
estaba destinada a las estancias de los cartujos, además de personas de cierta
influencia, en ésta estuvo alojado el propio Felipe II en uno de sus retiros
espirituales o en algunas de sus visitas, al igual que Teresa de Jesús, también
artistas cómo Francisco Pacheco, Zurbarán o Pedro Duque Cornejo estuvieron
trabajando en algunas de sus obras.
Otro de los visitantes destacado fue Cristóbal
Colón, amigo del albacea testamentario del Monasterio, Fray Gaspar Gorricio,
además era consejero espiritual de los hijos del Almirante, en este lugar
preparó el segundo viaje a América. Y en él estuvieron los restos de Colón hasta
su traslado definitivo a la Catedral de Sevilla, aunque aún se encuentra el
árbol ombú que plantara su hijo Hernando en su memoria.
Con la desamortización de Mendizábal en 1835 los
monjes fueron expulsados, con lo cual acabaron con cuatro siglos de historia
esplendorosa y dando comienzo a otra pero ya ligada a la familia Pickman y la
fabricación de porcelana y loza.
La riqueza atesorada en ese periodo cartujo y
procedente de las distintas donaciones, contemplaba obras de Martínez Montañés,
Juan de Mesa, Murillo, Zurbarán, Duque Cornejo, Alonso Cano, Pedro Roldán,
Durero o Alejo Fernández.
Desde su construcción se ha tenido que reconstruir
en distintas ocasiones debido a las crecidas del río, ello se nota en los
distintos estilos que se pueden ver, como el mudéjar del claustrillo, el gótico
de su Iglesia, el renacentista de la celda del prior y el barroco en distintos
lugares, además de la rica cerámica Pickman.
La Iglesia coetánea de la Catedral hispalense tiene
en su fachada decoración mudéjar y plateresca y cerámica bajo un esquema
abocinado gótico. Es de una sola nave con bóveda de crucería, destacando el
presbiterio y su bóveda de abanico.
El Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés se
encontraba en la capilla de Santa Ana, hoy se encuentra en la Catedral, al
igual que los restos del Arzobispo Gonzalo de Mena que en su momento estaban en
la capilla de la Magdalena.
Para el Altar Mayor y otras estancias, un discípulo
de Berruguete, Alonso de Villoldo, realizó distintas esculturas o Zurbarán
colgó algunos de sus cuadros en la Sacristía.
Desde aquí accedemos al claustrillo, que permite el
paso al refectorio en el que vemos su techumbre mudéjar de lacerías y piñas y
su púlpito gótico desde donde los monjes seguían la lectura y enseñanza durante
las comidas. Opuesto al claustro se aprecia la Capilla de la Magdalena, primer
templo del monasterio en el que todavía se conservan restos de frescos y
azulejos de la época renacentista. La siguiente estancia es la sala capitular,
donde destaca su bóveda y las numerosas esculturas decorativas de carácter
gótico, en este lugar reposan los restos de la familia Ribera, principal
benefactora de la Cartuja.
A mediados del siglo XVIII se realizan distintas
reformas gracias al Maestro Mayor de la Cartuja, Ambrosio de Figueroa, entre
ellas cabe destacar la construcción de un muro circundante del recinto, que
defendiera el recinto de las crecidas de río, la portada de ingreso, la Capilla
Pública y la portada del frente este. La Capilla Pública conserva parte de la
sillería del coro, incompleta porque el resto fue llevado a la Catedral de
Cádiz, fue obra de Agustín de Perea en el año 1697. La portada que se ve desde el río tiene en el
remate pináculos vidriados y decorados con azulejos que datan del siglo XVII y
otros más actuales que detallan la fecha de su efímera restauración, el año
1759.
En 1419 el Adelantado de Andalucía Perafán de
Rivera el Viejo sufraga los gastos de construcción de una iglesia para los
cartujos, la Capilla de Santa Ana. En 1523 se finaliza la completamente
quedando como una ampliación de dicha iglesia. Sus yeserías data de 1604. El
retablo del altar primitivo contenía un antiguo cuadro de Santa Ana, que se
conservó allí hasta que fue trasladado por decisión de Santa Teresa de Jesús. En
su lugar se colocó el Cristo de la
Clemencia que donó al convento el capitular don Mateo Vázquez de Leca,
secretario de Felipe II. La bóveda funeraria de Colón se encuentra bajo esta
capilla.
En 1986 el gobierno autónomo de Andalucía se
propone la rehabilitación del conjunto y recuperarlo para uso público mostrando
el esplendor que tuvo su pasado monástico y fabril. Para ello se crea en 1989
el Conjunto Monumental de la Cartuja de Sevilla, cuya misión es proteger el
monumento, convirtiéndolo en centro de investigación y difusión cultural al
tiempo que lo acondiciona con instalaciones expositivas para que forme parte de
la Exposición Universal de 1992.
Con la Exposición Universal se recupera en todo lo
posible el monumento para la ciudad: elementos arquitectónicos, huertos y
jardines y aunque parte de su patrimonio estaba perdido el recinto cobra parte
de su belleza. Durante la Expo’92 se convierte en el emblema de la muestra y
sede del Pabellón Real, lugar de recepción de gobernantes y monarcas de todo el
mundo, aunque esto no es un hecho nuevo ya que durante los siglos anteriores
también fueron recibidos aquí numerosos visitantes ilustres, pues los Cartujos
fueron una orden siempre cercana a la corona, y por ello, con bastante poder.
A partir de 1997 todo este recinto se convierte en
sede el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo asumiendo para sí la gestión del
personal y las colecciones que han sobrevivido del Conjunto Monumental de la
Cartuja así como del Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla. Por decreto pasó a
ser un Organismo Autónomo dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía. También alberga el rectorado de la Universidad Internacional de
Andalucía.
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