Está situada en la calle Laraña, nº 1 de
Sevilla.
El horario de misas es:
Lunes a Viernes: 12:00 horas.
Sábado: 20:00 horas.
Domingo: 11:30 horas.
Perteneció
a la Compañía de Jesús desde su fundación en 1565, siendo la Iglesia de su Casa
Profesa en Sevilla, hasta que en 1767 se ven expulsados, posteriormente en 1771
la ocupa la Universidad de Sevilla por orden del Asistente Pablo de Olavide.
El
edificio en un principio se construye siguiendo el diseño del jesuita Bartolomé
de Bustamante, aunque posteriormente lo modificaría y lo realizaría hasta su
finalización Hernán Ruiz II, arquitecto y maestro mayor de la Catedral.
El
exterior presenta en sus antepechos y en la torre campanario así como en la
linterna, aplicaciones de cerámica azul cobalto, la linterna tuvo que ser
restaurada por el ingeniero holandés Sebastián Van der Borch al verse afectada
por el terremoto de Lisboa de 1755. La cúpula cuenta con azulejos azules y
blancos en trama ajedrezada. En la fachada que da a la plaza se encuentra un
retablo cerámico del crucificado de la Hermandad de los Estudiantes, el Cristo
de la Buena Muerte.
La
fachada principal cuenta con una portada flanqueada por columnas jónicas de
grandes dimensiones que soportan un entablamento con frontón triangular. Consta
de dos cuerpos, el inferior con un gran arco de medio punto, flanqueado por dos
hornacinas vacías, en el cuerpo superior se encuentra un relieve en el que se nota
una cierta influencia italiana un tondo de la Virgen con el Niño, realizado por
Juan Bautista Vázquez el Viejo entre 1570 y 1572, a ambos lados se encuentran
dos esculturas del XVIII en sus hornacinas que representan al Arcángel San Miguel y a San José con el Niño.
En su
interior vemos toda su majestuosidad, consta de una sola nave de planta de cruz
latina, un crucero con cúpula y linterna, a los pies y sobre la entrada vemos
el coro sobre un gran arco escarzano. Conserva un importante conjunto de retablos,
pinturas y esculturas.
En la
cabecera aparece el Retablo mayor, en madera de borne de Flandes, una obra del
jesuita Alonso Matías, datado entre 1604 y 1606, enmarca un buen número de
pinturas, está compuesto por banco, cuerpo central de tres calles y ático.
El
lienzo central, La Circuncisión, es una pintura de Juan de Roelas realizada en
1604, una obra maestra del barroco, a su derecha la Adoración de los pastores y
en el magnífico tabernáculo aparece en la puerta el Niño Jesús con los atributos de Cristo Resucitado. En la calle
izquierda la Adoración de los Reyes de Antonio Mohedano. De Roelas son también
las pinturas del ático, en el centro la Anunciación y a ambos lados los Santos
Juanes.
Por
delante de esas calles laterales dos extraordinarias esculturas de Martínez
Montañés, San Ignacio de Loyola de 1610 y San Francisco de Borja de 1624, ambas
fueron esculpidas para ser vestidas con telas naturales y tienen una gran
fuerza expresiva.
A la
izquierda del crucero se encuentra el retablo dedicado a la Hermandad del
Valle, con la imagen de la Virgen presidiéndolo, una bellísima imagen de Juan
de Astorga de 1801, aunque no hay seguridad en que esto sea así, a la izquierda
de la Virgen se encuentra la imagen del Cristo de la Coronación de Espinas,
realizada por Agustín Perea en 1687, en el otro extremo Nuestro Padre Jesús
Nazareno, una imagen de autor desconocido y fechada en el siglo XVII.
A la
derecha de este retablo se encuentra una escultura en madera policromada del
siglo XVII del Niño Jesús, posiblemente de algún seguidor de los hermanos Ribas.
El Niño aparece erguido y su pierna izquierda ligeramente adelantada. Con la
mano derecha da la bendición y en la izquierda suele portar una Cruz. Se
encuentra sobre una peana en la que entre nubes aparecen cabezas aladas de
querubines.
En el
otro lado del Crucero se encuentra el retablo dedicado a la Inmaculada, es un
retablo dentro de otro retablo, la parte mas antigua, la que se encuentra
dentro del arco, es de Juan Bautista Vázquez el Mozo realizada entre 1580 y
1584 y el resto pertenece al siglo XVII. La Inmaculada que lo preside, muy
parecida a otra imagen similar que se encuentra en la Catedral, La Cieguecita,
está atribuida al círculo montañesino, flanqueando esta imagen se encuentran
Santa Justa y Santa Rufina y San Antón y San Roque.
En el
cuerpo superior se encuentra el grupo escultórico de Santa Ana y la Virgen con
el Niño, de finales del siglo XVI, a ambos lados se encuentran los Santos
Juanes y San Sebastián y San Nicolás de Bari.
En el
añadido de los laterales se encuentran Santa Ana y San Francisco y San Joaquín
y San Pedro. Por delante de este lateral derecho se encuentra una imagen a
tamaño natural de la Virgen con el Niño.
A la
izquierda hay un grupo de sayones, figuras secundarias del paso del Stmo.
Cristo de la Coronación de Espinas, todos ellos de Joaquín Perea.
Siguiendo
hacia los pies de la nave nos encontramos con el grupo de mujeres que acompaña
al paso de Ntro. Jesús con la Cruz al hombro, todas ellas de Juan Bautista
Petroni. La Verónica se representa de rodillas y el lienzo con la Faz del
Señor.
A
continuación se encuentra el retablo de San Juan Bautista, una extraordinaria
obra de Martínez Montañés, refleja distintos pasajes de la vida del Santo
realizados en altorrelieves. Las pinturas que aparecen enmarcando el retablo son
de Juan de Uceda.
A los
lados de este retablo se encuentran las imágenes de San Juan Goto y San Diego
Kisai de autor desconocido del siglo XVII, realizadas ambas en madera
policromada..
En el
muro de enfrente se encuentra el que fue antiguo retablo de las reliquias realizado
hacia finales del XVI y reformado en lo que hoy es en el siglo XIX, el retablo
de pinturas de Nuestra Señora de Belén,. Entre ellas destaca la que ocupa el
espacio central, la Virgen de la Leche, tabla pintada por el pintor flamenco Marcello
Coffermans en 1560, el resto de pinturas son de la escuela sevillana de finales
del XVI.
A ambos
lados del retablo se encuentran dos esculturas de San Cosme y San Damián,
realizadas en madera policromada, de autor desconocido, luciendo mucetas amarillas
simbolizando la profesión que ejercían, ambos eran médicos.
Por
último el Panteón de Sevillanos Ilustres que se encuentra en la cripta de la
Iglesia, se construyó en la década de los setenta del pasado siglo por
iniciativa del Director General de Bellas Artes, Florentino Pérez Embid,
acomodando laudas y monumentos, algunos se encontraban en la propia Iglesia, se
le dotó de mármoles que reflejaban la frialdad funeraria.
Lo preside un
Crucificado sin policromar del siglo XVI, todos los enterramientos tienen un
cierto valor histórico con nuestra ciudad, quizás el más visitado sea el de los
hermanos Bécquer, Valeriano y Gustavo Adolfo, realizado en 1914 por Eduardo
Muñoz, representa un ángel sobre una peana con decoración vegetal y una
golondrina, sosteniendo el libro de Rimas en su mano izquierda mientras que en
la derecha sostiene un escudo, en que aparece la inscripción “ En la cripta de
este templo yacen las cenizas del poeta Gustavo Adolfo Bécquer por acuerdo e
iniciativa de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras fue erigido este
monumento a expensas del Excmo. Señor Marqués de Casa Dalp MCMXIV”.
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