miércoles, 17 de septiembre de 2014

CONVENTO DE SANTA PAULA


CONVENTO DE SANTA PAULA
Está situado en la calle Santa Paula número 11, es el convento de Sevilla más antiguo y mejor dotado artísticamente, fue fundado en 1473 por Doña Ana de Santillán de Guzmán, señora de familia noble, su padre fue caballero veinticuatro, en 1483 su amiga Doña Isabel Enriquez, marquesa de Montemayor patrocina la construcción de su Iglesia, terminada seis años más tarde. Alberga a la Congregación de Monjas Jerónimas.
La estructura del convento es sumamente compleja, alternándose espacios vacíos que sirven cómo compases, patios o jardines. Su entrada se lleva a cabo cruzando un pequeño compás que nos lleva a la clausura cuyo aspecto es del siglo XVII. 
 
Del último tercio del XVI queda el llamado patio viejo, formado en la planta baja por arcos de medio punto peraltados y apoyados en columnas de mármol con zócalos de azulejos de cuenca son de finales del siglo XVI, y en la planta alta uno de los frentes presenta balcones y en el resto arcos de medio punto enmarcados sobre pilares ochavados, alrededor de este patio se desarrolla la vida del convento, accediendo al refectorio, cocinas y distintas celdas o a la enfermería y al callejón de las Gracias. Las muchas reformas y ampliaciones que se llevaron a cabo fue como consecuencia del auge que la congregación tuvo a principios del XVII, entre 1615 y 1622, en el que el número de monjas aumentó sustancialmente, estas obras realizadas por Diego López Bueno tuvieron lugar en el claustro principal, la escalera, la espadaña y la fuente, además de los coros, la Iglesia y la magnífica arquería que comunica los dos patios.
El tránsito entre los dos patios, el patio viejo y el patio grande o claustro principal, se hace a través de una arquería de cuatro vanos de medio punto sobre columnas pareadas. El patio grande de planta cuadrangular cuenta con una doble arquería, planta baja y planta alta, de arcos de medio punto sobre columnas de mármol, siendo sus capiteles en la planta baja de castañuelas y cimacio y en la planta alta toscanos. A este patio se abre la enfermería, las capillas de la Bendición y del Señor de la Corona, la Sala capitular, el despacho de la Abadesa y la Iglesia.
La entrada principal de la Iglesia se encuentra tras el compás ajardinado, presenta una portada gótico-mudéjar con pequeños toques del renacimiento que comienza, el arco ojival y el ladrillo mudéjar confieren una mezcla exquisita, los azulejos presentan la fecha de 1504 y la firma de ceramista italiano Niculoso Pisano. Los ángeles portando los emblemas de la Orden y los tondos de Santos son de Pedro Millán, discípulo de Mercadante de Bretaña. En el tímpano aparece el escudo de los Reyes Católicos.
La Iglesia es de una sola nave de tipo cajón, como viene siendo habitual en los conventos, cuenta con una cubierta mudéjar de 1623 y en el presbiterio con bóveda de nervadura gótica. El retablo mayor es de 1730 y aparece en la hornacina central la imagen de Santa Paula, obra que realizó Andrés de Ocampo  en 1592 para el primitivo retablo.
En los laterales se encuentran los sepulcros de los Marqueses de Montemayor con figuras yacentes del XVI. En el muro izquierdo se encuentra el retablo de Alonso Cano de 1635 dedicado a San Juan Evangelista, una imagen de Martínez Montañés de 1637 al igual que los relieves que aparecen en la parte superior, las pinturas son copias ya que las originales de Alonso Cano también fueron sustraídas por el inefable Mariscal francés. En el muro derecho se encuentra el retablo realizado por Felipe de Ribas en 1637 dedicado a San Juan Bautista, la imagen es de Martínez Montañés de 1638. Le siguen varios retablos cómo el del Cristo del Coral, la Dolorosa, que en un principio tuvo pinturas de Zurbarán hoy desaparecidas.  
A los pies de la nave se encuentran el coro alto y el coro bajo, ambos son rectangulares y de gran tamaño. El coro alto cuenta con una celosía de madera entre vanos, siendo en los extremos rectangulares sobre los que se abre un óculo y el central de medio punto sostenido sobre columnas. En este espacio se encuentra el museo conventual, en el que se puede ver a San Jerónimo y la Huida de Egipto ambos del XVII, numerosos enseres de plata cómo una patena de plata dorada del XV, un arca en carey y plata del mismo siglo que se utiliza en el Monumento del Jueves Santo y un magnifico ostensorio rococó de plata dorada de finales del XVIII y un extraordinario y bellísimo  Nacimiento del XVIII en el que sus diminutas figuras van encarnando las distintas escenas de la Virgen, que provocan una gran admiración por la minuciosidad del conjunto.
En el coro bajo una doble reja de hierro separa la clausura y en su interior destaca un lienzo de Herrera el Viejo sobre la vida de Santa Paula y una Inmaculada bellísima de la escuela madrileña, carece de sillería siendo sustituida por un banco corrido, cuenta con zócalos de azulejos de 1615 y 1616. La sacristía de la Iglesia presenta una bóveda esquifada mudéjar y lienzos barrocos. 
El museo del convento es de gran atractivo, en él se exponen una serie de guirnaldas alrededor del Ángel de la Guarda del siglo XVII de José Risueño y otras del XVIII de la escuela flamenca así cómo una serie de esculturas del mismo siglo. De este mismo siglo una imagen de San Juan Niño, la Adoración de los Pastores del XVII cuyo autor es un discípulo de Ribera, Juan Do, un San Miguel de principios del XVII de Eugenio Cajés, un Crucificado y los bustos de una Dolorosa y de un Ecce Homo todos ellos de la escuela granadina, además de un relicario de ébano, bronce y plata de 1694. 
En cuanto a los dulces que esta Congregación elabora destacan sus magnificas mermeladas, muy solicitadas por los sevillanos así cómo sus dulces navideños que periódicamente son presentados manteniendo una tradición tan entrañable. 

 


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