viernes, 6 de septiembre de 2013

CONVENTO DE SAN BUENAVENTURA


CONVENTO DE SAN BUENAVENTURA
Está situado en la calle Carlos Cañal número 11. Este recinto formaba parte del antiguo y desaparecido convento de San Francisco como Estudio General de la Orden en el que se impartía Teología y Bíblica y al que se accedía por una huerta. Su fundación data de 1622. De ese colegio queda la Iglesia y el resto, una vez transformado en el siglo XIX, hoy es el convento. En un principio la Iglesia tenía tres naves, pero en esa transformación perdió la de la izquierda y la derecha pasó a formar parte de las dependencias conventuales, además se modificó el presbiterio.
La fachada es sencilla, sin grandes alardes artísticos y la portada de un amplio vano adintelado, se encuentra sin terminar y a falta de toda decoración, si acaso es destacable el mosaico con la Virgen de la Soledad. 
 
En el interior las yeserías y las pinturas al fresco de muros y bóvedas son diseñadas por Herrera el Viejo, el cual pintó la cúpula y la bóveda de cañón, mientras que Juan Bernardo de Velasco y Juan de Segarra pintaron los muros y sus yeserías, cuyo motivo de decoración son florales, ángeles y querubines, dando lugar al inicio del barroco en este tipo de ornamentación. 
De Herrera son también cuatro lienzos que aluden al Santo y otros cuatro con el mismo tema pintados por Zurbarán, desgraciadamente hoy se encuentran dispersos por distintos museos. 
 

El retablo mayor es barroco de finales del XVIII, anteriormente se encontraba en el convento de Concepcionistas de Osuna, en el camarín central se encuentra la Inmaculada, una imagen de vestir, que procede del antiguo Convento Casa Grande, a ambos lados aparecen imágenes de Santos, en su mayoría franciscanos, y de ángeles en madera policromada. En el ático se ven dos relieves policromados representando la Santísima Trinidad coronando a la Virgen y por debajo la Asunción de la Virgen.
A la izquierda del retablo mayor, otro con la Virgen de la Soledad, obra tallada por Gabriel Astorga, en madera de cedro, aunque posteriormente sería Sebastián Santos Rojas le tuvo que modificar la posición del cuello en 1954 para que apareciera en su paso de Semana Santa en la postura que hoy vemos.
A continuación nos encontramos con el retablo dedicado a la Virgen del Carmen y una Inmaculada bajo el sotocoro, ambos del siglo XVIII, al final de la nave el retablo de la Coronación de la Virgen, un altorrelieve de ese mismo siglo y Santa Gema Galgani. En él se ve la Virgen recibiendo la Corona de Reina de manos de Dios y su hijo Jesús, la escena se presenta rodeada de ángeles, con respecto a Santa Gema es de las primeras mujeres estigmatizadas del pasado siglo y tuvo visones de su Ángel de la Guarda.
El retablo dedicado a San Antonio nos lo muestra sosteniendo al Niño con ambos brazos, es una talla moderna mientras que el relieve del ático con el Padre Eterno es del XVIII.
En la nave derecha nos encontramos con el sencillo altar del Cristo de la Salvación de 1936 tallado por Manuel Cerquera, un Crucificado que levanta una gran devoción, tantos es así que la Hermandad de la Soledad está intentando sacarlo a procesionar, aunque por el momento no tiene los permisos oportunos. 
Le sigue la Capilla Sacramental presidida por el retablo neoclásico de la Virgen de Guadalupe, Virgen negra realizada por Juan Abascal Fuentes, le acompaña San José y San Francisco de Asís, el segundo retablo es el de la Virgen del Patrocinio, procede del antiguo Convento Casa Grande de San Francisco, sobre la Virgen se encuentra una pintura de la Virgen de la Cinta. La iluminación le viene por unos lunetos con vidrieras en la cúpula. En esta Capilla se encuentran los restos de la Condesa de Lebrija benefactora de este convento.
 
Por último a la entrada de la Sacristía un relieve con la estigmatización de San Francisco, una obra realizada por Martínez Montañés.


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